Gente nocturna
Gente nocturna
de Misael Sanroque
Otra noche, el mismo bar. Un bar sin nombre. Max, el escritor herido y cínico, y Otto, el pianista enamorado, cansados como náufragos, se preguntan: «¿Qué es el amor?» Otto está recientemente enamorado de Nina, la «ninfa» del horóscopo, y Max sospecha que, más pronto que tarde, tendrá que empezar a beber solo. Hasta que una noche de lluvia vuelve al bar Cora, porque como dice Max: «También se puede nadar en agua pasada».
Gente nocturna es una obra de silencios y gestos, cuya atmósfera onírica bebe de los cuentos de Raymond Carver, de la quietud de los cuadros de Edward Hopper, el jazz norteamericano y la nouvelle vague. Pero la obra de Misael Sanroque es, sobre todo, una obra sobre la palabra. Sus diálogos evocan la poesía urbana de Frank O’Hara o Jaime Gil de Biedma. Narrada con una elegante sencillez, la obra discurre en un único espacio –un bar– donde se suceden las seis noches en que Max, Cora, Otto, Nina, y el silencioso barman, se enamoran, se desenamoran, cantan, brindan e intentan responder a la gran pregunta filosófica, «¿qué es el amor?», del único modo que pueden responderla aquellos que, como en el cuento de Hemingway, «no desean irse a la cama; los que necesitan luz por la noche.»
